Alemania: Merz toma el timón de un barco que se hunde Share TweetFriedrich Merz, dirigente de los demócratas cristianos (CDU), será el próximo canciller de Alemania. La noche de las elecciones, declaró que el gobierno debería estar en funciones para Semana Santa, alegando que su misión es unir a Europa y que todo depende del liderazgo de Alemania. Merz quiere ser el «canciller europeo» que se enfrente a Estados Unidos, Rusia y China y, como ha exigido Der Spiegel, convertir a la UE en una «gran potencia». [Publicado originalmente en alemán en derkommunist.de]Pero esta tarea resultará imposible. El próximo gobierno será débil e inestable, incluso más que la anterior coalición gobernante. Con la base de su antigua fuerza ahora relegada al pasado, el capitalismo alemán ha entrado en un fuerte declive.Victoria pírrica para la CDUMerz asumirá el cargo como el canciller más impopular de la historia. Ya es la mitad de «popular» que el ex canciller socialdemócrata Olaf Scholz cuando asumió el cargo en 2021. Según Politbarometer, Merz goza de una popularidad de solo el 32 por ciento. El resultado electoral de la CDU/CSU, el 28,5 por ciento, tampoco es un reflejo de fortaleza. Este es el segundo peor resultado en la historia del partido, solo un 4,4 % mejor que en 2021.La cuestión racista de la migración, que se ha avivado una vez más en las últimas semanas, ha dividido y polarizado a las masas. Friedrich Merz trató de enfatizar que la era Merkel de la CDU, con su política de puertas abiertas para los migrantes, finalmente ha terminado y que la CDU está siguiendo un curso abiertamente racista. Con este fin, organizó una votación en el Bundestag sobre la restricción de la migración poco antes de las elecciones. Los liberales del FDP votaron a favor con la CDU y los demagogos de derechas de la AfD, pero esto no salvó a los liberales de una derrota electoral total.Los Verdes y los socialdemócratas (SPD) fingieron indignación, pero no pudieron sacar provecho de ello. La desconfianza y el rechazo hacia ambos partidos son profundos. Estas elecciones han penalizado a los partidos de la anterior coalición, la llamada «coalición semáforo». El SPD obtuvo el 16,4 %; los Verdes, el 11,6 %; y el FDP, solo el 4,6 %. Nuestra perspectiva tras las elecciones federales de 2021 se ha confirmado: la «coalición progresista» incumplió todas sus promesas. Como resultado, el declive de la CDU se detuvo temporalmente y la AfD es ahora significativamente más fuerte.El intento de Merz de vencer a la AfD en sus propios términos no ha ayudado a la CDU, que quedó por debajo de los resultados previstos en las encuestas. Sobre todo, Merz ha consolidado el éxito de la AfD, que es la verdadera ganadora de las elecciones con el 20,8% de los votos. La fachada intransigente y antisistema de la AfD está dando cada vez más frutos, porque las masas no sólo rechazan las políticas de la «coalición semáforo» (SPD, FDP, Verdes), sino también las de las «grandes coaliciones» (CDU, SPD) anteriores.El Partido de Izquierda (Die Linke), que recibió el 8,8 % de los votos, también pudo lograr un sorprendente regreso gracias a esto. Ahora es la fuerza más fuerte entre los jóvenes y ganó las elecciones en Berlín. Aunque el programa de Die Linke está lejos de ofrecer una alternativa anticapitalista al establishment y a la AfD, se ha beneficiado de conectar con la energía militante expresada por cientos de miles de personas que se manifestaron contra Merz y el proyecto de ley de inmigración de la AfD. Die Linke es percibido como un partido combativo, opuesto al racismo abierto de los partidos del establishment y a las brutales políticas de austeridad en Berlín. Esto le ha permitido conectar con las preocupaciones de una gran proporción de jóvenes: el miedo a la disminución del nivel de vida, la guerra, la catástrofe climática y el auge de la derecha. Queda por ver si la enérgica movilización en torno a la campaña electoral del partido se traducirá en una oposición más radical al futuro gobierno.Según los resultados preliminares, la populista Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que obtuvo el 4,97 % de los votos, no ha conseguido entrar en el parlamento, quedándose a 12.000 votos del umbral necesario. No se descarta por completo que aún entren en el parlamento, si consiguen superar el umbral del 5 % requerido. En este caso, Merz tendrá que formar una coalición tripartita para conseguir suficientes escaños y obtener la mayoría en el parlamento. Esto requeriría un gobierno extremadamente inestable formado por la CDU/CSU, el SPD y los Verdes. Pero incluso la coalición de la CDU/CSU y el SPD que está surgiendo ahora se verá paralizada por la presión de la crisis mundial y la lucha de clases.Al final de esta legislatura, por muy larga que sea, Die Linke se habrá hundido, a menos que demuestren ser capaces de organizar una oposición masiva y radical a la austeridad y a los ataques que la clase dominante planea desatar. Si no hay una fuerza que luche de manera creíble por los intereses de la clase trabajadora y la juventud, entonces el AfD podría convertirse en la primera fuerza en las próximas elecciones federales. Ahora le toca de nuevo a la CDU/CSU profundizar la crisis de la democracia burguesa, las instituciones estatales y la economía. Merz tendrá muchas oportunidades de hacerlo, ya que su programa no tiene soluciones a los problemas de nuestro tiempo.La onda expansiva de Trump en EuropaDonald Trump ha corrido el telón de Europa y ha revelado al mundo el capitalismo alemán en todo su esplendor: atrofiado, frágil y asustado. Joe Biden ya había comenzado el proceso de socavar la clase dirigente alemana cuando hizo destruir el gasoducto Nord Stream. Trump está terminando el trabajo al romper la «asociación transatlántica».Sin una industria en desarrollo o una OTAN que funcione, el imperialismo alemán es un enano entre enanos en la discordante comunidad europea de naciones enanas. Este es el principio del fin de la UE. Sin una Alemania fuerte, no puede haber una UE eficaz. Sin una UE eficaz, Alemania no tendrá ninguna base sobre la que apoyarse en las relaciones internacionales.La UE está perdiendo su papel en el orden imperialista. Está surgiendo un nuevo orden mundial en el que Alemania, y con ella la UE, está siendo destrozada por la crisis global del capitalismo y la lucha entre las potencias imperialistas de EE. UU., China y Rusia. Ninguna fuerza en la tierra puede detener este proceso, y mucho menos las personas de mente estrecha que ahora están aferrándose al timón del gobierno.Todo para los militaresMerz se ha visto obligado a reconocer la nueva realidad de que «estos estadounidenses, este gobierno, son en gran medida indiferentes al destino de Europa». La administración Trump, dijo, no intervino de manera diferente a Rusia en la campaña electoral. Para el futuro canciller, la UE debe lograr la independencia militar de EE. UU. Después de todo, ni siquiera está claro si la OTAN seguirá existiendo pronto «en su forma actual».El vicecanciller saliente Robert Habeck (Verdes), que abandonó su carrera política el día después de las elecciones, declaró desesperadamente la noche anterior que ahora se necesitaban «grandes sumas de dinero» para alcanzar a EE. UU. en términos militares y económicos. Todo lo que «actualmente nos ata y encadena» —casi cometió el lapsus freudiano de decir «esclaviza»— está controlado por los gigantes tecnológicos estadounidenses, que ahora están estrechamente alineados con Donald Trump.Scholz ha advertido a sus colegas de que debe mantenerse un «consenso»: «No debemos apoyar el fin de la OTAN». Merz también sigue siendo un vasallo leal de EE. UU. Su única esperanza es mantener a Trump a bordo de la OTAN. Para lograrlo, Alemania debe convencer de manera creíble a EE. UU. en la cumbre de la OTAN de junio de que gastará «más del 2 % del PIB» en armamento, según Jens Spahn (CDU). Merz también ve el 5 por ciento como una posibilidad, en línea con Trump.Pero Trump está poniendo el listón muy alto porque quiere que Estados Unidos se retire de Europa y abandone el artículo 5 de la OTAN, la base de la OTAN como alianza militar. Esto se puede ver en sus ideas sobre el «mantenimiento de la paz» después de la guerra de Ucrania, que Trump quiere que lleven a cabo las tropas europeas. Si Trump se sale con la suya, el artículo 5 no se aplicará a estas tropas.La bancarrota de ‘Occidente’La guerra de Ucrania es el escenario más inmediato en el que la élite liberal y transatlántica de la CDU, los Verdes, el FDP y el aparato del SPD libran su lucha por la supervivencia contra el nuevo orden mundial. Toda su visión del mundo se está derrumbando. Ucrania se encamina hacia una derrota inminente. Ahora Trump está pasando por encima de los europeos para negociar la paz, porque prolongar la guerra no es de interés existencial para el imperialismo estadounidense.El establishment europeo, por otro lado, quiere que Ucrania luche en la guerra hasta la victoria, porque una derrota en Ucrania es también una derrota para la UE, la OTAN y los «valores occidentales». No pueden permitirse quedar en evidencia como completamente en bancarrota ante el mundo entero, especialmente ante la clase trabajadora y la juventud europeas.El establishment transatlántico europeo ya está tratando la guerra de Ucrania como una guerra mundial, porque está sacando a la luz el nuevo orden mundial: el equilibrio de poder entre EE. UU., Rusia, China y Europa ha cambiado enormemente. La guerra de Ucrania ha iniciado la división de Europa entre estas otras potencias.Sangre ucranianaPor lo tanto, Merz espera que los esfuerzos de la administración Trump sean bloqueados en el Congreso de EE. UU. y que la guerra en Ucrania continúe, con el apoyo de EE. UU. La UE no está en condiciones, por sí sola, de financiar la guerra ni de abastecer al ejército ucraniano. Por eso, la élite transatlántica europea está buscando argumentos convincentes para convencer a Trump. Annalena Baerbock (Verdes), que sigue siendo ministra de Asuntos Exteriores, dejó escapar recientemente que la UE tiene previsto movilizar 700.000 millones de euros para esta guerra.Pero la postura de Trump al respecto es clara: si Ucrania y la UE no aceptan el resultado de sus negociaciones con Rusia, tendrán que seguir con la picadora de carne sin Estados Unidos. Merz, por otro lado, ha dejado clara su postura sobre la guerra: «La libertad es más importante que la paz». Sigue estando a favor de suministrar misiles de crucero Taurus y financiar la guerra con miles de millones de euros más.Solo hay una cosa que importa a Merz, Scholz, Habeck y compañía: los ucranianos deben seguir luchando por «nuestra democracia» y «nuestra libertad». Detrás de los grandes ideales de «no decidir el fin de la guerra sobre las cabezas de los ucranianos» se esconde el frío interés de la élite liberal alemana y europea por comprar la esfera de influencia de la UE con sangre ucraniana.La élite alemana, junto con sus amigos de París, Londres y Varsovia, están dispuestos a continuar el derramamiento de sangre, pero no por el bien de la autodeterminación y soberanía de Ucrania. Scholz dice que la UE es la que más ha hecho por Ucrania y, por lo tanto, también debería desempeñar un papel en la decisión del destino de Ucrania. Después de todo, «allí nada funcionará sin nosotros».No es solo Trump quien quiere sacar provecho de las inversiones en la guerra de Ucrania intentando hacerse con las materias primas ucranianas. La UE, y Alemania en particular, también quieren su parte del pastel ucraniano y arrebatarle a Rusia su esfera de influencia con sangre ucraniana.El establishment transatlántico está perdiendo el contacto con la realidad. Biden les obligó a entrar en la guerra de Ucrania en contra de su voluntad. Ahora que esta guerra está claramente perdida, no quieren terminarla. Mientras se quedan sin dinero para la industria, las infraestructuras y el estado del bienestar, quieren gastar aún más dinero en una guerra inútil. Esto, a su vez, alimentará la lucha de clases en el frente interno.El ascenso de la AfDEl siguiente escenario en la lucha por la supervivencia está en la propia Alemania. Se ha abierto una lucha por el control del aparato estatal y la orientación política del país. La crisis de los «valores occidentales» se refleja internamente en la crisis del liberalismo. La lealtad servil a EE. UU. se ha convertido en algo natural para toda la clase dirigente.La clase dirigente está tratando de resolver la cuadratura del círculo equilibrando la «independencia» y la servidumbre al imperialismo estadounidense, pero su tiempo se ha acabado. La base de la «asociación transatlántica» dejó de existir hace mucho tiempo. La clase dirigente siempre ha ignorado deliberadamente este hecho.Razón de más para que la haya tomado completamente por sorpresa otra traición más de EE. UU.: el apoyo de Trump a la AfD. En la Conferencia de Seguridad de Múnich, JD Vance defendió a la AfD y acusó a la élite alemana de ser la mayor amenaza para la democracia. Elon Musk ha promocionado públicamente a la AfD, al igual que Trump. La AfD, denunciada por los liberales como un partido pro-Kremlin y anti americano, ahora también está resultando ser un caballo de Troya involuntario del gobierno Trump.Para el ala de la clase dirigente estadounidense que se ha unido a Trump, el apoyo de los partidos nacionalistas reaccionarios en Europa es otra palanca para promover la desunión en la UE, paralizándola aún más para obtener los mejores acuerdos en negociaciones unilaterales. Con su postura anti-UE, la AfD, como todos los demás partidos anti-UE de derecha, fortalecerá las fuerzas centrífugas de la UE. Esto acelerará la redistribución de los recursos y mercados europeos entre EE. UU., China y Rusia.Temiendo por su poder en el aparato estatal y en Europa, la CDU está invocando ahora la necesidad de unidad. La figura dirigente de la CDU, Jens Spahn, ha advertido en repetidas ocasiones que el SPD y los Verdes deben estar preparados para apoyar plenamente el programa de la CDU, de lo contrario la AfD será imparable. El SPD en particular está dispuesto a hacerle este favor a la CDU.Pero esto no perjudicará a la AfD y no podrán defender su control del aparato estatal contra la AfD por mucho más tiempo. Al contrario, cuanto más copie Merz las políticas de la AfD sobre la cuestión de la migración, al tiempo que traslada toda la carga de la crisis a la clase trabajadora y se involucra en más belicismo, más apoyo ganará la AfD. Su demagogia antisistema está dando sus frutos porque la élite transatlántica ha estado socavando el país durante décadas y la vida es cada vez más difícil para las masas.Alemania primeroEsta lucha por la supervivencia de la élite transatlántica tiene sus raíces en la crisis del capitalismo. Todas las clases dominantes quieren trasladar sus problemas económicos y la inminente lucha de clases a otros países, sobre todo la clase dominante estadounidense. Si Estados Unidos, como mayor potencia imperialista, favorece el «América primero», es decir, el nacionalismo económico, entonces todos los demás deben seguir su ejemplo.Alemania también se está centrando cada vez más en «Alemania primero», lo que significa subvenciones estatales para sus propios bancos y corporaciones. En la UE, esta tendencia ya quedó al descubierto en la crisis energética de 2022. La clase dirigente alemana se centró principalmente en salvar su propia economía con el llamado «doble golpe» de 200.000 millones de euros de Olaf Scholz. Ahora, con la crisis industrial de Europa, la clase dirigente está intentando de nuevo salvar su propia economía, centrándose únicamente en la desindustrialización de Alemania y su propia crisis presupuestaria.La clase dirigente es incapaz de movilizar el dinero necesario para ello. Para hacerlo, tendría que eliminar el límite constitucional de la deuda estatal, el llamado freno de la deuda, que está consagrado en la constitución y, por lo tanto, requiere una mayoría de dos tercios para ser modificado o eliminado. Esto podría muy bien ser impulsado por el próximo gobierno, junto con recortes masivos al estado de bienestar. Sin embargo, independientemente de la voluntad subjetiva de Merz, el conflicto en torno al «freno de la deuda», que provocó el colapso de la coalición anterior, puede convertirse en un punto muerto parlamentario. Al mismo tiempo, Alemania se opone a la deuda de la UE en general y exige un bajo nivel de deuda nacional para los demás miembros de la UE. Por lo tanto, se interpone en el camino de un esfuerzo europeo conjunto.El próximo gobierno de Merz se centrará en particular en un nacionalismo económico aún mayor, lo que socavará aún más la unidad de la UE y perjudicará económicamente a toda la UE. Sin embargo, esto está en contradicción directa con los intereses del capital alemán, que necesita vías crecientes de libre comercio y una UE unida. Merz no encontrará una respuesta a esta contradicción y decepcionará las esperanzas de sus colegas europeos como «canciller europeo». Bajo su dirección, las fuerzas centrífugas de la UE se intensificarán.Debido a que la carga de esta crisis será soportada principalmente por la clase trabajadora y los jóvenes a través de políticas de austeridad, la polarización en Alemania y Europa crecerá. Hacer hincapié en los «intereses alemanes» promoverá a los elementos de derecha de la élite a la cima de los partidos burgueses. Dado que la AfD está ganando fuerza bajo su máscara antisistema, la derecha de la CDU buscará congraciarse abiertamente con la AfD. Merz dejará tras de sí una CDU aún más derechista. Este desarrollo no hará más que intensificar la lucha de clases, en Alemania y en toda Europa.Crisis del reformismoEl reformismo es, en última instancia, el culpable del auge de la AfD y de la crisis social en Alemania. El intento del SPD, la federación sindical y el Partido de Izquierda de gestionar la crisis del capitalismo de forma «responsable» junto con los empresarios nos ha llevado a esta situación en primer lugar.La «colaboración social» entre los líderes sindicales y los patrones, así como la integración de los líderes del SPD y del Partido de Izquierda en el aparato estatal, han llevado al movimiento obrero a un callejón sin salida, lo han desarmado y lo han dejado a merced de los recortes, la inflación, la desindustrialización y el belicismo.El SPD está pagando el precio de esto, enfrentándose a un colapso electoral. Scholz ha llevado al partido a su peor derrota desde 1887. Pero la dirección del SPD no ha aprendido nada. Se está preparando para convertirse en el socio menor de la CDU en el gobierno. Su papel será atar a los sindicatos al gobierno para impulsar las políticas de austeridad de la próxima coalición. Spahn ya ha dejado claro que se están manteniendo conversaciones con los líderes sindicales.La dirección de la federación sindical ya ha anticipado su papel obediente. En las negociaciones salariales más recientes con Deutsche Bahn, la dirección del sindicato ferroviario y de transportes «negoció» un patético aumento salarial del 6,5 % a lo largo de 33 meses, sin movilizar ni una sola vez el poder de lucha de los trabajadores. Su razón para ello fue que Merz quiere desmantelar Deutsche Bahn, por lo que el acuerdo «tenía que» cerrarse antes de que la CDU llegara al poder.La dirección sindical se está acobardando ante una confrontación con la clase capitalista y su gobierno. Las negociaciones en Volkswagen ya han marcado la pauta. Pero la amenaza de un gobierno liderado por la CDU es solo el comienzo de una gran implementación de medidas de austeridad que la clase trabajadora tendrá que pagar, si no se defiende. Merz exacerbará la crisis en la economía alemana y los sindicatos no tienen respuesta a esta situación.Sin embargo, estas elecciones muestran que ya existe una oposición masiva entre los jóvenes contra el sistema y la derecha. Die Linke es el primer partido entre los jóvenes de 18 a 24 años, con más del 25 % de los votos. Entre las mujeres jóvenes, este porcentaje es aún mayor. La lucha contra la austeridad, el futuro gobierno y la AfD, solo puede ganarse si une a la juventud con la clase trabajadora. Los líderes de Die Linke serán puestos a prueba sin piedad por los acontecimientos. Sus votantes y miembros querrán ahora ver si puede ofrecer algo más que una mera oposición verbal en TikTok y en el parlamento. Durante los últimos 10 años, el Partido de Izquierda ha sido un freno constante en la lucha de clases, lo que lo ha sumido en una profunda crisis. Su programa y dirección sugieren que no ha dejado atrás este papel. Merz le dará al Partido de Izquierda oportunidades más que suficientes para demostrar lo contrario.¡La juventud a la ofensiva!La lucha a muerte de la clase dominante en Alemania es el resultado de la crisis capitalista mundial y la intensificación de la competencia imperialista. Bajo el capitalismo, no puede haber ninguna solución que favorezca los intereses de la clase trabajadora y la juventud. No hay razón para que estas capas defiendan el orden que ahora está en declive.Los resultados electorales entre los jóvenes de 18 a 24 años muestran que la polarización entre los jóvenes se expresa más claramente en la izquierda, con Die Linke como el único partido que obtiene más del 25 por ciento de los votos. Existe un impulso entre los jóvenes para luchar contra el declive social, el aumento de los alquileres, el desempleo, la inflación, la desindustrialización, el racismo y la guerra.Esta lucha debe dirigirse contra el capitalismo si quiere tener éxito. Un vistazo a Estados Unidos, Austria y especialmente a Alemania Oriental lo demuestra. La lucha contra la derecha y todos los males del capitalismo no puede ganarse siguiendo al establishment transatlántico y a los liberales. La CDU, los Verdes, el FDP e incluso los líderes del SPD son nuestros enemigos, al igual que la AfD.Para poner fin al ascenso de la derecha, es importante organizar la lucha de clases contra el próximo gobierno de Merz. Este gobierno intentará trasladar toda la carga de la crisis, el rearme militar, la desindustrialización y la guerra de Ucrania a la clase trabajadora. Pero este gobierno no será fuerte. Si parece serlo, es solo porque las organizaciones de la clase trabajadora aún no se han unido a la lucha.Cualquier intento del próximo gobierno de asestar un golpe a las masas traerá consigo la posibilidad de una explosión social. La lucha de clases es la consecuencia necesaria de la crisis actual. Es importante prepararse para ella. En lugar de intentar detener la polarización, como están haciendo la Alianza Sahra Wagenknecht, el Partido de Izquierda y el SPD, deberíamos entender este desarrollo como la expresión de una necesidad más profunda. El capitalismo está podrido, hay que derrocarlo.La revolución socialista madura día a día. Esto nos da motivos para ser muy optimistas. La polarización hacia la izquierda entre los jóvenes es un paso esencial en este proceso, que anticipa el despertar de la clase trabajadora. Queremos aprovechar esta oportunidad para sentar las bases entre este sector de la juventud para construir una dirección revolucionaria en el movimiento obrero.La clase dominante quiere un canciller europeo, pero no lo conseguirá. En su lugar, cosechará la tormenta que ha sembrado con sus acciones. Esta tormenta será la revolución europea. Ayuda a hacer realidad esta perspectiva y ayúdanos a construir el Partido Comunista Revolucionario.Queremos crear una verdadera oposición revolucionaria que pueda promover la lucha de clases en los lugares de trabajo y en las calles, para luchar y derrotar a Merz y compañía, a la AfD y al capitalismo. Esto es lo que se necesita en este momento.