A once años del golpe imperialista y burgués en Honduras: ¡ni olvido ni perdón!

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Once años han pasado desde que las Fuerzas Armadas, con instrucciones de la Casa Blanca y la burguesía hondureña, irrumpieron la vivienda del ex presidente Zelaya para propiciar un golpe salvaje que instauró una dictadura que lleva once años saqueando nuestros recursos, asesinando ambientalistas y protestantes, recortando la educación y la salud e implantando un Narcoestado.


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El 28 de junio de 2009 fue un día negro que ha quedado grabado en la memoria de los hondureños como el día en que la oligarquía del país en conjunto a los medios de comunicación, Hillary Clinton, las Fuerzas Armadas, líderes religiosos, la Corte Suprema, el Partido Nacional y el Partido Liberal se unieron para derrocar el gobierno del Poder Ciudadano que bajo la bandera del reformismo avanzaba en la búsqueda de mejorar la vida de las mayorías.

Los millonarios no podían aceptar un político que, a pesar de acobijarse en el obsoleto reformismo, incumpliera el papel de ser un presidente tradicional y que atentara contra el orden desigual que existía (y que hoy sigue existiendo), porque es así, el mínimo movimiento que transgreda este absurdo sistema es motivo para que la burguesía saque sus armas.

Las excusas de los militares para propiciar el golpe fue que el gobierno de Zelaya al hacer una consulta popular, violaba la constitución. Pero ¿Qué contenía dicha consulta y por qué les asustaba tanto? Lo que se pretendía hacer era preguntarle a la población si estaba de acuerdo o no con la instalación de una “cuarta urna” en las elecciones generales de noviembre de ese año​ para decidir sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente que modificara la constitución.

Esto alarmó a la oligarquía pues una Asamblea Constituyente, aunque no representara objetivamente un cambio sistemático radical, se abría a reformas importantes en beneficio de los pobres, campesinos y sindicalistas mientras que aniquilaba privilegios de los gobernantes y la empresa privada que se beneficiaban “legalmente” por una constitución hecha a la medida de los corruptos. El solo hecho de pensar que una nueva constitución fuera elaborada por los pobres, les aterraba.

El incremento del movimiento revolucionario de aquel entonces motivaba a los dueños de este país a emanar una salvaje reacción para defender la inmovilidad de la democracia burguesa.

El argumento usado para avalar el golpe fue que Zelaya pretendía instaurar “el continuismo”, pero a ellos no les interesa eso, la democracia burguesa es en sí un continuismo de la opresión de una minoría capitalista sobre las mayorías proletarias.

Eso está comprobado en los 11 años de dictadura del Partido nacional que han sido avalados por la empresa privada, los medios de comunicación y por organismos como la OEA, que hoy profanan a Cuba mientras que, por otro lado, tratan con aprecio al gobierno ilegítimo de JOH.

Pero la oligarquía de Honduras no solo contaba con sus propias fuerzas, sino también con las del imperialismo. Hillary Clinton, que en ese momento era secretaria de Estado de EE. UU, mostró interés por el golpe y tan rápido como éste prosperó, Clinton presionó para que se celebraran nuevas elecciones, en lugar de impulsar el regreso de Zelaya. Hay que señalar que incluso en su libro Hard Choices, ella consideraba a Zelaya como un izquierdista problemático en la línea de Hugo Chávez y Fidel Castro.

El interés de sacar a Zelaya no solo venía de los empresarios que lo veían como enemigo, sino también del imperialismo porque el gobierno del Poder Ciudadano era una amenaza para el control de EE. UU en la región. Recordemos que en ese entonces américa latina vivía un boom de gobiernos de izquierda reformista, como ser Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador… que representaban en la lógica del imperialismo un descontrol geopolítico. Hacer el golpe era una necesidad de la élite nacional como lo era para el imperialismo.

Dos días antes del plebiscito, el ejército se negó a repartir las urnas de votación. Aun así, Zelaya insistió en llevar a cabo la consulta, pero la madrugada del 28 de junio fue obligado en un ataque (en el que participaron unos 200 soldados) a subirse a un avión militar que lo llevó al exilio en Costa Rica, concretizandose así, el nefasto golpe de Estado.

“Goriletti” al poder

Inmediatamente Micheletti, como presidente del Congreso Nacional, asumió el poder y en su primera alocución como presidente interino negó haber alcanzado dicho cargo bajo el deshonroso acto de golpe de Estado y calificó hipócritamente el secuestro, la deportación y la sucesión inconstitucional de Zelaya como un “proceso de transición absolutamente legal”. De hecho, Hillary Clinton en su momento llegó a manifestar que llamar “golpe militar” al golpe de Estado hubiera empeorado el sufrimiento de los hondureños porque habría llevado a la suspensión de la ayuda de Estados Unidos.

Micheletti desplegó una brutal represión hacia los manifestantes que dejó decenas de muertes. Muchas estaciones de radio que transmitían los acontecimientos de la lucha en las calles fueron cerradas, se bloqueó las señales de transmisión de varios canales de noticias internacionales e incluso detuvieron y asesinaron a varios periodistas que no se sumaron a la reacción de Micheletti y sus secuaces.

El país quedó prácticamente en manos de los militares que usaron toda su fuerza para cohibir a la población, uno de los casos más emblemáticos fue el de Isis Obed, que murió en un mitin en el aeropuerto cuando Zelaya intentaba retornar al país el 5 de julio. Mientras Zelaya sobrevolaba los aires de Tegucigalpa, abajo, el aeropuerto, estaba lleno de centenares de Militares que impedían su regreso mientras reprimían a miles y miles de personas que lo esperaban.

Hasta ese día, Micheletti había decretado toque de queda, por obvias razones, y los enfrentamientos con la policía y los militares dejaron un saldo de más 600 ciudadanos y ya habían sido asesinadas al menos 5 personas.

El ascenso de la dictadura

Ese mismo año, en noviembre, se tenían que llevar a cabo elecciones. Se realizaron en medio de la crisis lo que provocó un fuerte boicot por gran parte de los hondureños que a 5 meses del golpe se hallaban indignados y en las calles. Las elecciones se llevaron a acabo sin ningún observador internacional (con omisión de una delegación del partido republicano de EEUU). Los candidatos independientes y algunos del Partido Liberal de Zelaya, se retiraron.

Ya con una cúpula del Partido Liberal dividido entre los que apoyaban y los que no al golpe y las bases decepcionadas en las calles exigiendo el retorno de Zelaya, el Partido Nacional, apoyado evidentemente por EE. UU y la oligarquía, se fortaleció y con la asunción presidencial de Porfirio Lobo Sosa, comenzó el reinado de la organización política más corrupta y sanguinaria de Honduras.

Con ello el país se enfrentó a una ola salvaje de pobreza, corrupción que crecían a niveles inimaginables. Honduras en poco tiempo pasó a convertirse en uno de los países más violentos de América. Decenas de masacres marcaron el periodo de Porfirio Lobo, como también una proliferación abrumadora de las pandillas, el narcotráfico y los crímenes al ambiente, según la Global Witness desde el ascenso del Partido Nacional al poder en 2010, Honduras se convirtió en el país más peligroso del mundo para los activistas ambientales1.

Así, los ataques continuaron, hubo una fuerte represión a los sindicatos, el gremio magisterial y las organizaciones revolucionarias, esa violencia sacudió al país al punto de que San pedro Sula se convirtió en la ciudad más peligrosa del planeta por cuatro años consecutivos (2011-2014) según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. la represión fue dura, y los efectos todavía se sienten.

El proyecto LIBRE y el régimen de JOH

En la administración de Porfirio Lobo se permite por presiones sociales el retorno de Zelaya, quien inicia el proyecto de Libertad y Refundación (LIBRE), partido que aglutina a las mayorías, y logra con Xiomara Castro como candidata presidencial (que es su esposa) colarse en las elecciones de 2013, dicha disposición le hizo ganar una serie de críticas de los movimientos más conscientes que querían ir más allá sin caer en el juego electorero. Aun así, la votación con Xiomara Castro fue apoyada por la mayoría de votantes, Libre desde entonces es la fuerza político-partidaria más grande del país. Tristemente el triunfo en las elecciones fue arrebatado por la oligarquía de nuevo y se consagró a JOH, del Partido Nacional, como el nuevo presidente de la república.

Su gestión estuvo marcada por una represión aún más grande, se caracterizó por desmantelar muchos movimientos con apoyo militar y empezó un plan de reforzamiento a las Fuerzas Armadas mientras que, por otro lado, aniquiló muchos derechos y recortó el presupuesto a la educación y la salud, pero no solo eso, el Partido Nacional llevó a la quiebra a muchas instituciones que fueron salvajemente saqueadas, le abrió el camino a trasnacionales para que robaran nuestras tierras y asesinó a decenas de ambientalistas en la que destaca la lideresa Lenca, Berta Cáceres. Todos estos crímenes le hicieron ganar mucha impopularidad al régimen y las manifestaciones estallaron cuando se descubrió el saqueo de 7 mil millones de lempiras (más de 300 millones de dólares) al IHSS, así nació la popular frase “Fuera JOH”, que hasta la fecha es el estandarte de las mayorías en las marchas.

La empresa privada vio (y sigue viendo) una fiesta el régimen de JOH, quien les ha asegurado todo este tiempo impunidad al evadir todo tipo de impuestos que si lo comparamos con el saqueo del IHSS este último se queda corto.

La canasta básica se elevó por los cielos, según la consultora inglesa MoveHub2 hoy es la más cara de América y una de las más caras en todo el mundo. Con el viejo discurso de combate al narcotráfico y militarización del país, lo que en realidad hicieron los Hernández fue limpiarles el camino a sus socios y desaparecer a la competencia, lo mismo sucedió dentro de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional donde con la excusa de depurar corruptos, en realidad quitaron del medio a los que estaban señalando los vínculos entre la política y el narcotráfico.

Acercándose ya las siguientes elecciones de 2017, JOH despliega un plan para participar en las elecciones aun cuando la constitución lo prohibía claramente y los que se asustaron en 2009 por la cuarta urna alegando que Zelaya pretendía continuar en el poder, se quedaron callados.

El escenario estaba así: JOH por un lado tenía el control de los poderes del Estado, el apoyo de organismos internacionales, la oligarquía hondureña y EE. UU, pero también tenía un profundo rechazo en la población al contrario de Libre que contaba con la fuerza del pueblo que tras años de lucha veía en el partido la esperanza de cambiar este país.

Libre hace una alianza con el Candidato del Partido Anticorrupción (PAC) que aglutinaba a un sector indignado pero que no tenían un carácter ideológico bien definido. Salvador Nasralla, líder de PAC, que se define a sí mismo como una persona de “centro” en el espectro político, decide ser la cara en las elecciones y nuevamente la población sale a votar contra JOH. Se gana en las urnas, pero el Partido Nacional decidido a que Libre no llegue al poder (aunque fuese por medio de una alianza) monta un fraude descarado que desata un caos post electoral en el que ocurren marchar masivas y por lo tanto una gran represión de las reforzadas Fuerzas Armadas que apoyaban claramente al JOH. Las marchas mostraron un carácter revolucionario impresionante, el país estaba paralizado y los toques de queda solo enardecieron más a la población. El saldo de muertes en esas marchas y manifestaciones en los barrios, aún se desconoce exactamente, pero se maneja oficialmente que fueron 31 las víctimas de las cuales ninguna ha sido investigada.

En el momento de la lucha, hay que decirlo, la dirección de la Alianza como la dirección de Libre flaqueo en las decisiones. Mientras el pueblo se hallaba decidido a botar a JOH, Zelaya hizo un llamado a la Paz para evitar un caos. El llamamiento al pacifismo junto a las acciones de Salvador Nasralla de buscar ayuda en organismos como la OEA desmoralizó al movimiento y hoy JOH usurpa ilegalmente el poder y con el respaldo de la OEA.

Eso nos deja una lección: fue un error pacificar a las masas cuando estaban a punto de botar al Partido Nacional del poder. La idea de no causar estragos en el país por la lucha, lo único que logró fue que se perpetuara JOH y la situación está igual de caótica; la pobreza, el hambre y la violencia siguen a la orden del día.

Hoy el régimen de JOH se sostiene por las armas del ejército, el apoyo de la élite de este país y por el gobierno de Trump, pero es una dictadura débil que tiembla en todo momento que la clase oprimida decide manifestar sus inquietudes.

La necesidad de la memoria histórica

Estudiar el golpe es una tarea que nos corresponde como jóvenes, revolucionarios y como marxistas, su estudio nos permite entender el contexto de aquel entonces y traerlo a la actualidad, solo analizando el pasado seremos capaces de influir en el futuro, los errores que se hayan cometido deben ser rectificados en la lucha contra las élites que hoy tiene en pedazos al país, Honduras es el segundo país más pobre de América Latina y el tercer país más desigual en todo el planeta3. Es rico en recursos, pero la mayoría de sus riquezas está controlada por una pequeña élite capitalista, con este escenario debemos tenemos que hacer un análisis para llevar adelante un programa revolucionario que nos saque de la crisis.

Una asamblea constituyente es importante y como marxista siempre aplaudiremos y apoyaremos con mucho fervor cualquier reforma que beneficie a los pobres en especial si se favorece a los sindicatos y las organizaciones revolucionarias, sin embargo, creemos que una nueva constitución no puede solventar todos los problemas de la población porque no supone un rompimiento del sistema capitalista como tal, de hecho, en algún momento de la lucha cuando esta adquiere un carácter insurreccional, su reivindicación puede ser hasta reaccionaria.

Nosotros luchamos por “nuevas reglas” pero para que se perpetúen en el tiempo y que no sean solamente temporales, Una asamblea constituyente no va a cambiar de raíz la opresión de los hondureños porque la igualdad solo puede ser alcanzada bajo una economía planificada por los trabajadores, es decir solo a través del socialismo, y en la lucha por expropiar a la burguesía y establecer una sociedad nueva, una constitución como la que propone la izquierda reformista llega a ser hasta irrelevante.

Merece señalar que Zelaya en su periodo no se comportó como los políticos tradicionales y aunque sus métodos sean discutibles por no estar a la altura del movimiento, no se puede negar sus intenciones de darle un giro al panorama del país, su mandato estaba orientado a vincular en la política a sectores históricamente olvidados. Se dieron avances progresistas importantes como bonos a la tarifa de la energía eléctrica y se hizo un importantísimo aumento del salario luego de una disputa ardua con la empresa privada. Entre otras cosas, también una de las medidas más polémicas fue ordenar una investigación sobre los conflictos por tierras en el Bajo Aguán, donde los campesinos se enfrentaban a grandes trasnacionales. Después del golpe, los campesinos comenzaron a ocupar las tierras de forma “ilegal” mientras el nuevo gobierno dio carpetazo a la reforma de tierras que pretendía hacer Zelaya. La región se militarizó en los siguientes años y ha dejado un saldo de más de 154 campesinos asesinados4.

El golpe de Estado en Honduras llevado a cabo por los militares la madrugada del 28 de junio marcó sin duda la historia del país y desmintió la creencia de que los golpes de Estado militares eran cosas del pasado. El rol de las Fuerzas Armadas, que con frenesí atacaron al movimiento revolucionario, fue clave para la reacción y es de mucha importancia que tomemos lecciones de lo ocurrido para futuras luchas. Una sociedad más justa solo la encontraremos si dejamos atrás las obsoletas ideas de reformar al sistema y le abrimos el camino al socialismo.

Ni olvido ni perdón ni reconciliación.

Ni con los militares ni con el bipartidismo ni con la burguesía.


Referencias

  1. Honduras: el país más peligroso del mundo para el activismo ambiental. (2017). Recuperado 25 de junio de 2020, de Global Witness website: https://www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/honduras-el-pa%C3%ADs-m%C3%A1s-peligroso-del-mundo-para-el-activismo-ambiental/#:~:text=Enero%20de%202017-,Honduras%3A%20el%20pa%C3%ADs%20m%C3%A1s%20peligroso%20del%20mundo%20para%20el%20activismo,y%20destruyen%20el%20medio%20ambiente
  2. Justo, M. (2016). ¿Qué países tienen la canasta básica más cara (y barata) en América Latina?. Recuperado 25 de junio de 2020, de BBC website: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160224_america_latina_canasta_basica_cara_ppb
  3. Los 10 países más ricos del mundo… y los 10 más desiguales. (2018). Recuperado 25 de junio de 2020, de BBC website: https://www.bbc.com/mundo/noticias-44651569#:~:text=Los%20pa%C3%ADses%20m%C3%A1s%20desiguales%20del,son%20Sud%C3%A1frica%2C%20Hait%C3%AD%20y%20Honduras
  4. Reyes, G. (2019). Concesión minera otorgada por el gobierno agudiza la crisis en el Bajo Aguán. Recuperado 25 de junio de 2020, de Pasos de Animal Grande website: http://www.pasosdeanimalgrande.com/index.php/es/contexto/item/2402-concesion-minera-otorgada-por-el-gobierno-agudiza-la-crisis-en-el-bajo-aguan/2402-concesion-minera-otorgada-por-el-gobierno-agudiza-la-crisis-en-el-bajo-aguan

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