Como consecuencia de la ofensiva capitalista, que sigue a todo vapor, las conquistas obtenidas luego del Argentinazo van cayendo una a una, la caída del salario real es permanente y se profundiza, el número de despidos crece desmesuradamente, la censura en los medios radiales, televisivos y escritos se impone contra quienes desnudan al gobierno macrista, los atropellos institucionales en todos los niveles, sean políticos o jurídicos están a la orden del día. Por su lado los jefes sindicales se venden vergonzosa y esperablemente por la caja negra de la Obras sociales que escandalosamente administran, todo disimulado por la maquinaria mediática a través de un descarado y aceitado blindaje mientras que continua ejerciendo el terrorismo mediático.
Mientras tanto por abajo el malestar se acumula rápidamente y las últimas dos movilizaciones de masas (24 de marzo y 13 de abril), así como los paros y movilizaciones gremiales de las CTAs y gremios como el bancario, muestran la disposición a luchar por parte de los trabajadores, la juventud y la militancia.
Si este malestar no ha podido ser encauzado eficazmente para frenar al gobierno y hacerlo retroceder ante sus embates es pura y exclusivamente por la crisis de dirección que se ha agudizado en el campo popular tras la derrota del Frente Para La Victoria.
Por su lado, las organizaciones kirchneristas están paralizadas a la espera de la línea que baje desde arriba como lo han hecho durante los últimos años. El verticalismo que estructura a estos grupos los mantiene desorientados y sin saber qué hacer exactamente, ya que las órdenes que les bajan los atan de pies y manos en una lógica de respeto a las instituciones y a la gobernabilidad, la responsabilidad de los dirigentes de estos espacios es hacer de estas organizaciones un cuchillo sin filo.
Justamente los grupos que más activos se han mostrado en organizarse, movilizarse, generar algunos espacios de asamblea o reunión, son aquellos que se han originado desde abajo, con influencia de las redes sociales y por fuera de las estructuras organizativas del kirchenrismo. Como por ejemplo “Resistiendo con aguante”. Aunque lamentablemente fueron organizaciones que de una manera u otra siguieron la lógica política de la subordinación a la dirección kirchnerista que las llevó a un callejón de atomización.
Estos grupos tomaron la iniciativa e incluso fueron aparateados por los grandes grupos militantes. Algo que despertó el rechazo de los grupos de base.
Hoy en día las limitaciones propias de estos tipos de organizaciones, que usan a las redes sociales como medio principal para crear acción política, han salido a la superficie haciendo que los mismos pierdan fuerza. Pero no dejan de ser una experiencia, sobre todo si logran quebrar estas limitaciones y dar un salto de calidad en tanto claridad política y organizativa.
Por su parte los grupos de Izquierda en sus tres variantes no modifican su conducta y política sectaria. Es verdad que cada una con su diferente grado de oportunismo o sectarismo, dan muestras de haber cristalizado de una manera u otra sus errores.
La realidad arroja que las masas muestran ganas de luchar lo que contrasta con la conducta de la dirección.
En este marco una consigna ha ganado espacio y se ha instalado con fuerza por un sector importante y mayoritario de la base obrera y popular: “Vamos a Volver”.
En movilizaciones, recitales, el transporte público o lugares de esparcimiento es común escuchar esta consigna ser cantada a viva voz por miles.
Sin lugar a dudas esta consigna expresa en los sectores de la juventud y de la clase obrera sus deseos y anhelos de volver a las conquistas y frenar la ofensiva capitalista. Volver implica en el corazón de las masas recuperar lo perdido en estos cuatro meses.
Claro que esta misma consigna no es percibida de la misma manera por los dirigentes del kirchnerismo y sus organizaciones que en la práctica, plantean un “volver” en el marco de la institucionalidad, haciendo una oposición leal y democrática. Que espera pacientemente hasta las legislativas de 2017 e ir preparando las presidenciales de 2019.
Esta interpretación no deja de ser otra cosa que una utopía reaccionaria, basada en una visión de respeto a las instituciones del Estado capitalista burgués, que ignora completamente la situación internacional que se deriva de la crisis capitalista mundial. Una visión propia y exclusiva del reformista.
El “Vamos a volver” tiene una interpretación dual, y se encarna de diversas maneras según la psicología de quien lo asuma, en relación a los intereses que defiende.
Hay una diferencia en como lo asimilan los sectores populares a como lo asimila la dirigencia.
El “Vamos a volver” de los de abajo contiene elementos progresistas, refleja su instinto anticapitalista y está asociado al rechazo a la pobreza, la miseria y la explotación causadas por la opresión del capitalismo. Pero el “Vamos a volver” en boca de la dirigencia reformista implica desviar a los trabajadores de la lucha de clases y adormecer su conciencia. Claro que aunque se dé de esta manera siempre tiene un lado que se basa en el instinto de la clase obrera y los trabajadores.
Lo que debemos plantear desde la base es que “Volver” implica tomar una posición política clara.
Volver no implica confrontar solamente con el sector más rancio de la oligarquía y la burguesía encarnada en Macri y su gobierno de empresarios, sino implica enfrentar al capitalismo de conjunto.
Volver, en el marco de la profundización de la crisis capitalista mundial, pone al kirchnerismo y su base social en una dicotomía. La dicotomía que está planteada en “Patria o Buitres” implica: o enterrar las banderas antiimperialistas y consagrarse como “socios” de Macri y de los EEUU al quedar atrapados en la lógica de la institucionalidad y el parlamentarismo o construir un nuevo movimiento con las fuerzas de las asambleas, la clase obrera y de la juventud, en un frente antiimperialista.
Esta segunda opción sólo puede darse en el marco de que estas organizaciones rompan con la apuesta policlasista, que pretende un “Capitalismo humano” y dirimirán la confrontación con la burguesía nacional y el imperialismo en líneas de clase hacia el Socialismo.
Debemos decir la verdad a los trabajadores y jóvenes revolucionarios de nuestro país, “Volver” en el marco de una crisis económica global de carácter sistémico y secular, sólo puede implicar, en líneas reformistas, gestionar la crisis del capitalismo sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo pobre.
Para ejemplo esta la situación política en Brasil donde el PT, envuelto en una crisis fenomenal, es quien está garantizando el ajuste sobre los trabajadores.
Los estrategas capitalistas más serios se encuentran sumidos en el pesimismo absoluto, este pesimismo se muestra en sus predicciones de un período de estancamiento crónico y de la inevitabilidad de un nuevo salto en la crisis sistémica. El FMI ha advertido ya que las principales economías del mundo deberían prepararse para un largo periodo de tasas de crecimiento en retroceso.
Todo apunta a una nueva y más profunda recesión a escala mundial. Los capitalistas han perdido la fe en el sistema.
En lugar de invertir en nuevas fábricas, maquinaria o tecnología están tratando de aumentar la productividad reduciendo los salarios reales en una carrera descendente en todas partes. Esto es lo que ha venido a garantizar CAMBIEMOS en Argentina.
Mientras que “Volver” en el sentido que lo expresan las masas significa organizarse para plantear la expropiación de la burguesía y la oligarquía nacionalizando los medios de producción para orientar la economía de acuerdo a un plan democrático que permita la liquidación del Capitalismo. El derrocamiento político de la burguesía es una necesidad para reconquistar lo perdido en la ofensiva del macrismo y avanzar por más derechos.
Plantear lo contrario sólo es hacerles el juego a los empresarios, banqueros y terratenientes que ya han comenzado a descargar la crisis mundial sobre nuestros hombros.
En su regreso a la arena política Cristina Fernández de Kirchner, lanzó la idea de agruparse en un “Frente Ciudadano” basado en el pluralismo y la unidad.
Desde nuestra corriente venimos insistiendo que se trata de avanzar en unidad, pero también es vital sacar las conclusiones necesarias y debatir qué programa necesitamos para frenar la avanzada capitalista.
El Frente Ciudadano, si bien todavía no ha sido articulado, probablemente aglutine a una cantidad importante y significativa de trabajadores y estudiantes, sobre todo porque al menos de manera discursiva escapa a la lógica de la interna del PJ, lo que le daría una impronta más amplia.
Pero la política es concreta y la viabilidad del frente se va a dar en la medida en que asuma claramente una actitud de repudio a la politica policlasista. Sólo si las bases populares que constituyan este espacio consiguen torcer su rumbo y articularlo como un polo anticapitalista se podrá ver a este espacio como una alternativa viable.
“¡Esto es una Utopía imposible!”, nos dirán los reformistas. Pero lo que es absolutamente irreal es imaginar que los problemas que encara nuestro país pueden ser resueltos sobre la base del capitalismo, que es el que justamente ha puesto a la Argentina en su actual estado lastimoso.
El reformismo en nuestro país ya no puede garantizar más reformas, y le ha abierto la puerta a la derecha, por lo tanto debemos ser firmes en esto.
Necesitamos construir un partido revolucionario que supere la crisis de dirección y se ligue dialécticamente a los trabajadores y sectores populares planteando la salida Socialista. Esta es la tarea del momento si realmente queremos “Volver”.