No sólo es la tormenta que azota a parte del país después de las impresionantes temperaturas de estos días, los nubarrones que hace más de 50 días se encuentran por arriba de nuestras cabezas señalan un futuro de penurias y lucha.
La inflación ha escalado a un 30%, mientras que los salarios quedaron atrapados entre ésta y una devaluación que pisa el 50%, tengamos presente que el dólar en tan sólo estos casi dos meses llegó al valor de compra de $15,85.
Lo estrategia de este gobierno hacia los trabajadores queda cada vez más en claro ya que el “costo laboral” para los capitalistas es poco competitivo o dicho más simplemente, el salario resulta muy alto en comparación con Brasil y México.
Todas medidas llevan a un enfriamiento de la economía, produciendo de este modo una estanflación: inflación con estancamiento.
Lo que todos sabemos es que los sueldos no acompañan al incremento de precios, causado por una política de Estado devaluadora y dolarizada, es decir, inexistencia de controles sobre el dólar, debilitamiento del consumo interno y pérdida de puestos de trabajo tanto en el Estado como en las privadas. Hay que sumarle una mayor injerencia del imperialismo yanquee.
Por otro lado, los despidos en el Estado rondan los 50.000 compañeros al mismo tiempo que el gobierno intenta ponerle un techo a las paritarias para que no supere el 24% pagadero en el transcurso del año; como es la propuesta a los docentes de la provincia de Buenos Aires.
Tampoco las jubilaciones y asignaciones familiares salieron favorecidas ya que los aumentos automáticos llegaron a tan sóloun 15% y 14% respectivamente. No podemos olvidar los tarifazos en curso con subas que rondan el 500% en LUZ, 250% en GAS y con la promesa que el transporte público también va a aumentar.
Mientras tanto, ellos se aumenta el sueldo en más del 30% como el empresario Presidente Mauricio Macri que tuvo una excelente paritaria unipersonal aumentándose su salario a $131.421, el cual supera en 26 veces al haber mínimo que perciben los jubilados y 20 veces al salario mínimo.
Entretanto, los jefes sindicales de las diferentes Centrales Obreras de las CGTs recién aparecen cuando nuestra clase viene sufriendo los embates de los capitalistas, para poner paños de agua fría ante los despidos. Moyano, Barrionuevo, Antonio Caló (CGT-UOM), Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (UOCRA), Juan Carlos Schmid (CATT) y Gerónimo 'Momo' Venegas (UATRE), todos estuvieron en la reunión en la Casa Rosada donde en boca del propio Caló reconoció que “se iban sin nada firme en las manos y con cierta satisfacción por la reunión“, deslizándose un cierto pacto social donde accedieron a avalar en promedio un 25% de aumento para los salarios en el marco de las negociaciones paritarias. Claro que en el contexto de un deterioro salarial sin precedentes.
La ironía llama nuevamente a la puerta ya que hace unos años atrás, algunos de estos impresentables convocaban a paros nacionales por la eliminación del impuesto al salario y ahora, que la lucha es por la defensa de los puestos de trabajo y contra la inflación que revienta el bolsillo la clase obrera y sectores populares, salen con declaraciones como la de Barrionuevo: “Los gremialistas sabemos perfectamente cuándo es momento para ganar y cuándo no. Y éste no es un momento para ganar"; o como la de Venegas que declaró que en su sector no hay despidos y ya acordó un aumento en paritarias por un 28%.
Estos son los sindicalistas que no dudan en comportase como cortesanos de Macri y enemigo declarado de los trabajadores ante la ola de despidos en la administración pública, ubicándose del lado del victimario y despreciando a las víctimas.
Ante esta situación que enfrentamos los trabajadores tenemos la necesidad de avanzar en la conformación de corrientes sindicales antiburocráticas que enfrenten el poder de los jefes sindicales cómplices de las patronales y que barra a esa excrecencia parasitaria que representa la burocracia sindical en todas sus formas
Para avanzar por mejores condiciones de trabajo, detener los despidos indiscriminado de la era Macri, eliminar el trabajo en negro, mejores obras sociales, trabajo estable, etc., debemos recomponer la unidad del movimiento sindical argentino.
Recuperar las organizaciones de primer y segundo grado, como las juntas internas y los cuerpos de delegados, con plena democracia de debate y acción, debe ser nuestro objetivo, como un primer paso, para lograr la expulsión de esa casta parásita que representa la burocracia sindical enquistada tanto en los sindicatos oficialistas como opositores.
Nuestra tarea ahora en lo inmediato es luchar y resistir avanzando en organización ante la ofensiva capitalista por:
¡Ningún despido ni suspensiones!
¡Pase a planta permanente de todos los contratados y tercerizados! ¡No al trabajo informal y en negro!
¡Por plena ocupación!
¡Nacionalización bajo gestión obrera de toda empresa que cierre o despida masivamente!
¡Ningún techo a las paritarias! Indexación automática mensual de los salarios de acuerdo a la inflación; salario mínimo igual a la canasta familiar ($ 16 mil). Anulación del “impuesto a las ganancias” para los trabajadores bajo convenio.
¡82% móvil para los jubilados!
¡Abajo el tarifazo! Congelamiento de tarifas y alquileres.
¡No a la criminalización de la protesta!
¡No al pago de la deuda externa!
Estado de alerta y asamblea en todos los lugares de trabajo.
Sólo avanzando sobre los intereses de los capitalistas podremos satisfacer plenamente las demandas de los de abajo.