Los medios de comunicación al servicio de la burguesía tratan de hacer ver este primero de mayo como otra conmemoración más, pero la movilización este año estuvo impregnada de un sentir de lucha para transformar la realidad. Las masas sufren mucho los efectos de la crisis que cada día asfixia más a la mayoría empobrecida, y trae altos niveles de delincuencia, carestía de la vida, etc. Pero al mismo tiempo, se manifestó una clara presión al gobierno de Mauricio Funes, como decía el lema de la movilización: “El pueblo logró la victoria, exigimos verdaderos cambios”.
Se calcula que asistieron más de 125.000 trabajadores. La marcha salió de tres puntos de la capital. El grupo principal tradicionalmente sale del Salvador del Mundo y en la mayoría de ocasiones era dirigida por las organizaciones sociales, pero esta vez fue dirigida por las organizaciones sindicales: la CSTS, FEASIES y FSS, junto a la masiva participación de la militancia del FMLN. Esto es un reflejo no sólo de la presión desde abajo hacia Funes, sino también de una presión hacia las direcciones sindicales y al mismo partido. Hay un fermento en el movimiento sindical. Los trabajadores poco a poco están tomando conciencia de sus fuerzas y presionan a sus organizaciones para luchar por verdaderas transformaciones. El pueblo votó por el cambio y lo está exigiendo. Y esto no es un chantaje hacia Funes, como aseveran los analistas burgueses moralistas (que argumentan que apenas ganó por 70.000 votos y eso no es la mayoría, pero no toman en cuenta el fraude que querían hacernos), sino que es la cruda lucha de clases por los intereses de los obreros/as contra los intereses de una minoría parásita que se ha apropiado de los beneficios, de las máquinas y de los mismos trabajadores/as.
En el 1° de mayo pasado Funes dijo en la Plaza Cívica que estaría cada 1° de mayo junto a los que considera “el motor de la riqueza del país”. Esto no ocurrió. La relación Funes-FMLN cada día va en detrimento, principalmente por la presión de la burguesía, que usa su aparato mediático para atraer a Funes. Al mismo tiempo, los trabajadores y las bases del partido están presionando y lo hacen mediante su herramienta tradicional de lucha: el FMLN. El gobierno de la unidad no puede ser otro que la unidad de todos los obreros y demás capas oprimidas. Creer que es posible un gobierno de unidad entre burgueses y proletarios es una utopía. Son dos clases antagónicamente irreconciliables. El Estado no es el mediador como lo plantean, sino un cuerpo de hombres armados en defensa de la clase económica y políticamente dominante. El Estado con el que gobierna Funes sigue siendo el mismo que creó la burguesía y con el que gobernó ARENA a favor de los capitalistas.
Los trabajadores tienen la esperanza de que sus condiciones mejoren con este gobierno, pero si no ven resultados no se quedarán con los brazos cruzados a esperar, ya que las condiciones de vida van de mal en peor. Una muestra pequeña de ello es este llamado de atención hecho al gobierno. La dirección del FMLN debe defender un programa de clase que signifique mejorías para las masas a corto plazo y que avance hacia la transformación socialista de la sociedad. Si Funes no asume una verdadera política a favor de los trabajadores, ellos presionarán más al partido que lo llevó al poder. Los trabajadores defendieron el cambio el pasado 15 de marzo de 2009 a pesar de lo que la derecha y la burguesía diga y asimismo defenderán sus intereses.
Si bien el presidente no asistió a la manifestación, sí lo hizo el vicepresidente Sánchez Cerén (Ex comandante Leonel), quien dijo en su discurso: “Los miles y miles de pobres, de campesinos, esperan que se haga, no le debemos de tener miedo al socialismo. El socialismo es una etapa diferente, superior del desarrollo de los pueblos, y no debemos trabajar sobre el miedo y sobre temores”. Y de manera muy correcta señaló: “En El Salvador será el pueblo el que va a tomar la decisión si continúa en el capitalismo o avanza hacia el socialismo. Esa es la democracia, la democracia donde se respeta al pueblo”. Estas palabras, que fueron recibidas entre ovaciones y aplausos por quienes lo escucharon, nunca se habían pronunciado por ningún otro gobernante de este alto nivel y reflejan esas aspiraciones de cambio del pueblo salvadoreño.
Los marxistas del BPJ, como es tradicional, marchamos hombro a hombro con el resto de nuestra clase. Nuestra manta señalaba: “Los cambios sólo se consiguen luchando por el Socialismo”. Pero nuestra principal participación fue la venta de literatura marxista iniciando por nuestro periódico, del cual vendimos más de 500 copias, lo que refleja la gran sed de ideas de los trabajadores y el fermento que existe en el movimiento obrero. También distribuimos alrededor de 4 mil volantes. Cuando llegó la manifestación se desató una fuerte lluvia, lo que nos impidió distribuir más literatura marxista, sobre todo en la mesa de libros que teníamos en la Plaza Cívica.
En el interesante discurso del vicepresidente Salvador Sanchéz Cerén, éste reconoció que había diferencias entre el partido y el presidente Funes, pero también dijo que el FMLN era la principal fuerza política del país y que sin él no eran posibles los cambios. Ante ello, de manera muy correcta, enfatizó que “este momento requiere de un papel protagónico de la clase trabajadora. Su unidad, cohesión y claridad histórica son fundamentales para el cambio. La clase obrera tiene que ponerse al frente de esta lucha, tiene que sembrar la esperanza en el pueblo trabajador. Trabajemos junto con el FMLN, y estoy seguro que muchas fuerzas progresistas y democráticas van a acompañar la lucha de la clase trabajadora”. Los marxistas del BPJ, sección salvadoreña de la CMI, estaremos ahí, luchando por el socialismo junto a nuestra clase dentro de los sindicatos y el FMLN.
Fuente: Bloque Popular Juvenil