Este fin de semana la clase obrera egipcia ha protagonizado otra importante huelga general. Es la culminación de una oleada ascendente de combatividad obrera en un país donde la vida se ha vuelto insoportable para los trabajadores corrientes. La huelga tenía como objetivo protestas contra las grandes subidas de precios de los alimentos y los inadecuados salarios para hacer frente a las subidas constantes de precios.
Misr Spinning and Weaver workers in the Delta Nile city of Mahala |
La amenaza de una extensión de la lucha llevó al ministerio de interior a amenazar con la cárcel a cualquiera que participara en la huelga u organizase a otros, además no permitió las manifestaciones. Formalmente las huelgas en Egipto son ilegales, pero todas estas amenazas no han detenido a los trabajadores ni las huelgas victoriosas de estos últimos dieciocho meses.
Esta reacción por parte de las autoridades gubernamentales no es una prueba de fuerza, sino de desesperación por parte de un régimen cada vez más inestable. El martes 8 de abril se celebran las primeras elecciones municipales desde que se enmendó la constitución el año pasado, también son un factor que explican la reacción desesperada del gobierno.
La convocatoria de huelga general procede de los trabajadores de la gran empresa textil en Mahalla al-Kubra. En diciembre de 2006 hubo una huelga importante que la chispa que puso en movimiento una protesta nacional que obligó al gobierno a dar concesiones importantes.
Esa fue la primera prueba de la debilidad del régimen, claramente animó a los trabajadores egipcios a luchar en un plano superior. El gobierno en realidad ha estado zigzagueando, entre el "palo y la zanahoria", por otro lado, al mismo tiempo que reprimía duramente esta huelga, prometía aumentos salariales y extender el programa de ayuda a los alimentos que incluye a 15 millones de pobres.
Cerca del 40 por ciento de la población egipcia vive por debajo del umbral de la pobreza, considerado 2 dólares diarios. A pesar de un crecimiento del 7 por ciento anual, el aumento de la pobreza y la brecha entre ricos y pobres se han venido ampliando desde 2000. No pasa un día sin que suba un precio. La inflación oficial es del 12,3 por ciento, pero en realidad es mucho más elevada.
Bread is also affected by speculation and corruption |
El pan, un ingrediente básico en la alimentación desde la época de los faraones, también se ve afectado por la especulación y la corrupción, sobre todo en el mercado negro los burócratas pasan de contrabando la harina subvencionada y luego la venden a 10 o 12 veces su precio original. Las escaseces están afectando al público que hace largas colas en las panaderías y que a veces terminan en violencia, incluso con muertes estas últimas semanas.
Los disturbios del pan de 1977 obsesionan a este régimen. En Egipto se acumula el material político combustible. La combinación de subidas de precios, escasez de alimentos básicos, auge generalizado del movimiento obrero y agotamiento del régimen es la combinación ideal para explosiones revolucionarias. Algo similar ocurrió hace exactamente diez años en Indonesia, el resultado fue el derrocamiento del viejo y sanguinario dictador Suharto.
El día de la huelga, 6 de abril, las fuerzas de seguridad egipcias intervinieron duramente en la fábrica textil de Mahalla al-Kobra. La huelga tenía que empezar con el cambio de turno a las 7,30 horas de la mañana, pero los trabajadores tuvieron que enfrentarse a cientos de policías que habían ocupado la fábrica a las 3 de la madrugada.
Mustafa Foda, un veterano activista de 25 años, explicó lo que ocurrió: "Desde las 3 de la madrugada tomaron el control dentro de la empresa policías de paisano. Todo el que intentaba hablar era golpeado". Añadió que la policía a él y a otros trabajadores les impidió entrar en la fábrica y que además como medida preventiva arrestaron a unos 150 trabajadores antes del cambio de turno.
Con estos métodos brutales la fábrica funcionó ayer parcialmente. Pero el apoyo popular con esta lucha se demostró en que las tiendas de alrededor de la fábrica cerraron en señal de solidaridad y pusieron carteles de apoyo en sus escaparates. También bajó considerablemente el tráfico en las carreteras, lo que indicaba que una parte importante de la población había respondido al llamamiento de los trabajadores.
Al final de día, miles de manifestantes furiosos con las subidas de precios y el estancamiento de los salarios incendiaron edificios, saquearon tiendas y lanzaron ladrillos a la policía que respondió con gas lacrimógeno. Unas 80 personas resultaron heridas por la represión policial.
Trabajadores y jóvenes ocuparon el ayuntamiento, quemaron neumáticos en las calles, rompieron sillas en los escaparates. Al menos dos escuelas fueron incendiadas y los bancos destrozados. Eran escenas que recordaban a la Intifada palestina cuando los niños lanzaban piedras contra las fuerzas de seguridad gritando: "¡La revolución ha llegado! ¡La revolución ha llegado!"
Hossam el-Hamalawy, del blog 3arabwy publica los siguientes informes:
"La huelga de solidaridad en Kafr el-Dawwar fue abortada. Pero me he enterado, de una fuente socialista, que aunque la producción no se paralizó completamente, cientos de trabajadores se manifestaron ese día en dos ocasiones. Antes del inicio del turno de mañana, seguido por otros antes de que empezara el turno de tarde... La huelga fue desconvocada por los dirigentes sindicales de la fábrica debido a la dura presión por parte de la seguridad del estado los días anteriores.
"En la cementera Tora la producción se interrumpió, un 60 por ciento de la mano de obra no trabajó. Los que trabajaron, sin embargo, también participaron en una protesta de una hora desde las 12 hasta la 1 de la tarde. Los dirigentes obreros de la fábrica hicieron una declaración denunciando la violencia policial contra los trabajadores de Mahalla y mostraron su apoyo a la reivindicación de Mahalla de aumento del salario mínimo a 1.200 LE mensuales. Aunque la huelga planeada en la fábrica de cereales del sur de El Cairo fue abortada, la producción en siete plantas quedó semi-paralizada, junto con otras dos plantas en Sayyed Zeinab, donde más del 50 por ciento de la fuerza laboral no fue a trabajar".
Hubo también manifestaciones más pequeñas en las universidades organizadas por los estudiantes. La manifestación planeada en el centro de El Cairo no se pudo hacer debido a la presencia policial. Sin embargo, 2.000 personas se congregaron frente a la sede del sindicato de abogados, rodeadas por un gran número de policías.
Resulta significativo que la Hermandad Musulmana admitiera que no había jugado ningún papel en la organización de la huelga, aunque sí añadió que "apoyaban el derecho de los trabajadores a la huelga". Pero en El Cairo, el secretario general de la Hermandad Musulmana, Mahmoud Ezzat, negó en una entrevista publicada en su web oficial en árabe, que su grupo apoyara la huelga general, mientras que el veterano abogado de la Hermandad, Abdel Moneim Abdel Maqsoud, afirmó que no tenían planificado movilizar en Ghazl el-Mahalla.
La Hermandad Musulmana tiene muy poco apoyo en las fábricas donde es una fuerza marginal. La HM es un movimiento islamista reaccionario burgués que ha ganado apoyo gracias a su extensa red de caridad, su demagogia social y su oposición al presidente Mubarak. Sin embargo, los analistas serios sospechan que la HM ha llegado a acuerdos secretos con el régimen al que pretenden combatir, por supuesto, EEUU también parece verles como una solución alternativa "segura" en caso de una explosión revolucionaria.
Por lo tanto, es vitar que las fuerzas de izquierda y el movimiento obrero comprendan el verdadero papel traidor de la HM y se mantengan independientes de ella. Alardean de demócratas, antiimperialistas y amigos de los pobres a los que temen, pero temen más al movimiento independiente de la clase obrera que al régimen de Mubarak.
En realidad, los fundamentalistas islámicos intentan hacer creer que los trabajadores musulmanes son tratados peor que los cristianos. Lo que quieren es dividir a los trabajadores, mientras supuestamente les apoyan, en realidad lo que quieren es debilitarlos y dividirlos. Los trabajadores han rechazado enérgicamente estas tácticas divisionistas y han manifestado que todos los trabajadores, independientemente de su religión, permanecerán unidos.
Este pequeño detalle es una prueba de que la protesta procede desde el mismo corazón de la clase obrera egipcia y no tiene nada que ver con ningún tipo de fundamentalismo islámico, una respuesta elocuente a aquellos en la izquierda que han desechado a la clase obrera árabe, quejándose de la generalización de la "negra reacción" dominada por el fundamentalismo islámico. Una vez que la clase obrera se ponga seriamente en movimiento habrá muy poco espacio para estos reaccionarios.
Desde que el primer ministro Ahmad Nazif ocupó el cargo en julio de 2004, el nivel de la actividad huelguística en Egipto ha aumentado profundamente. El gobierno comenzó a privatizar empresas financieras e industriales públicas. El informe anual de 2004 del Land Center for Human Rights, revelaba que entre 1998 y 2004 se habían producido más de 1.000 luchas obreras colectivas. Más de una cuarta parte se concentraron sólo en el año 2004, en este año las luchas aumentaron un 200 por ciento respecto a 2003.
Desde entonces se ha intensificado el nivel de actividad huelguística. El periódico liberal egipcio al-Misri al-Yawm, informaba de un total de 222 huelgas, manifestaciones o protestas en 2006 y más del doble, 580, en 2007. Era la mayor oleada huelguística en Egipto desde 1945. La página web del Observatorio Obrero y Sindical, informaba de 27 luchas colectivas sólo en la primera semana de este año. En 2007, las huelgas se extendieron desde la "industria textil a la construcción, transporte, metro de El Cairo, procesamiento de alimentos, panaderos, sanitarios, trabajadores del petróleo en Suez y muchos otros". El movimiento se extendió del sector público al privado. Después, comenzó a extenderse a sectores como los trabajadores de cuello blanco, funcionarios y profesionales.
La lucha más interesante fue la de diciembre del año pasado cuando unos 55.000 cobradores de impuestos municipales fueron a la huelga. El comité de huelga se convirtió de hecho en un sindicato independiente, lo mismo ocurrió en la fábrica Misr Spinning and Weaving en Mahalla al-Kobra.
Este último se ha convertido en el grupo de trabajadores mejor organizado y más político de Egipto. En noviembre del año pasado comenzaron a establecer vínculos con otros sectores con el objetivo de crear un sindicato independiente de la Federación General de Sindicatos Egipcios, que no es un sindicato real sino un brazo del estado.
Clash in Mahalla City |
El movimiento de la clase obrera comienza a tener efecto en otras capas. Algunos sectores de la clase media empiezan a demostrar claras simpatías con la causa de los trabajadores. Estas capas también estas afectadas por las subidas de precios y, por tanto, son fácilmente ganables a la causa por la que luchan los trabajadores. Los profesores de universidad, los médicos y los dentistas también han protestado debido a los bajos salarios.
El periódico al-Misri al-Yawm ha dado cifras que confirman que entre 2005 y 2008, los precios de los alimentos básicos han subido mucho. La carne un 33 por ciento y el pollo un 146 por ciento. Los trabajadores de Mahalla han estado en la primera línea de la lucha para exigir un salario mínimo nacional de 1.200 libras egipcias mensuales para hacer frente a la inflación.
Otro aspecto significativo, como hemos informado en otros artículos, es que las mujeres obreras han jugado un papel clave en impulsar el movimiento hacia delante. En la fábrica de Mahalla fueron las mujeres las que comenzaron la huelga, ahora también han jugado un papel importante en coordinar la convocatoria de huelga del 6 de abril.
Aunque el Estado ha intervenido duramente, esta protesta reciente es la oleada más amplia de protestas contra el régimen de Mubarak. Aunque la huelga general no se materializó el 6 de abril, esta fecha sí será recordada como el primer intento de organizar una protesta nacional de ese tipo en la reciente historia de Egipto. En sí mismo es un punto de inflexión importante.
La voluntad de un cambio radical existe. Sin embargo es necesario que esté mejor organizado. Por ahora no hay una organización nacional obrera digna de ese nombre o que tenga la capacidad suficiente de movilizar a las masas. Esta es evidentemente una debilidad que debe ser solucionada en los próximos meses. Otros grupos de oposición como el movimiento Kifaya (¡Basta ya!) se limita principalmente a los profesionales de la clase media urbana, es principalmente un movimiento de oposición burgués. Sus vínculos con la capa más amplia de las masas pobres o de los trabajadores son débiles o inexistentes. Hasta hace poco sus reivindicaciones no tenían nada que ver con las preocupaciones de los trabajadores. El Partido Laborista que convocó la huelga, es demasiado pequeño y tiene pocas raíces con la clase obrera. Su capacidad organizativa no es muy grande. Los Socialistas Revolucionarios, aunque muy activos y dedicados, también tienen que establecer raíces más profundas con la clase obrera industrial. El 6 de abril no representa una derrota. Es más un ensayo general de futuros acontecimientos. Hay que evaluar los puntos fuertes y los débiles. Es urgente la necesidad de una dirección de oposición de los trabajadores con raíces en todas las fábricas.
El régimen de Mubarak se enfrenta a su crisis más severa. Lo más significativo es que los trabajadores han perdido el miedo al régimen. La represión de ayer es un intento desesperado de restablecer la autoridad del Estado, pero fracasarán en su objetivo. Los trabajadores de Egipto se han puesto en marcha, el movimiento de protesta se extiende y es cada más amplio, implicando a capas que van más allá de la clase obrera.
Todas las condiciones para la revolución están madurando. Los trabajadores se han puesto en movimiento, están dispuestos a luchar y las clases medias están girando hacia la clase obrera. Esta situación provocará escisiones en el régimen. Esas son las condiciones que Lenin señaló como prueba del comienzo de una situación revolucionaria. Lo que hace falta ahora es la dirección que merecen los trabajadores egipcios, una dirección revolucionaria. Esta puede surgir de los trabajadores y jóvenes más avanzados que llevan años en la lucha.
Pedimos a nuestros simpatizantes y lectores que muestren su solidaridad con los trabajadores egipcios en huelga y apoyen su protesta contra la represión.
Source: El Militante